MEJOR DEJAR UN BONITO CADÁVER.


    Os parecerá una locura de frase, puede… pero alguna estrella algo chiflada del rock la dijo hace tiempo. Mejor morir joven, y dejar un bonito cadáver.


    Sí, eso es lo que les pasó a Calixto y Melibea. Una muerte fulminante  antes de que se marchitasen sus cuerpos…El paso del tiempo y el deterioro físico son temas fundamentales en la novela que vamos a leer, El Retrato de Dorian Grey,  pero permitidme que todavía le dedique unas palabras a La Celestina.    


    No hablamos en clase sobre el propósito del libro. El escritor dijo que lo escribió para escarmiento de los enamorados demasiado apresurados en la expresión de su amor… pero está claro que detrás de este objetivo  (algo tenía que decir para justificar una obra tan chocante para la época) estaba un deseo mucho más atrevido.



   El prólogo de la obra es una declaración de principios totalmente materialista, en cierto modo incluso naturalista y determinista. Empieza por nombrar a un autor griego,  nada menos que el defensor de las doctrinas sobre la constante trasmutación y el cambio permanente de la materia. Es lo más opuesto posible a una visión teocéntrica del universo, de un universo lógico, estable y permanente, ordenado, regido por la voluntad divina. También nombra a uno del los autores claves del Renacimiento en Italia, Petrarca.



   Pero fijaos en lo que dice: “Todas las cosas son criadas a la manera de contienda o batalla, dice aquel gran sabio, Heráclito” Después argumenta esta afirmación con un discurso en el que la biología y la ciencia se dan la mano con la literatura. Con su fina inteligencia, Rojas se escuda así de las críticas que se han vertido sobre su polémico libro diciendo:

“Y pues es antigua la querella (…) no quiero maravillarme si esta obra ha sido objeto de contienda a sus lectores para ponerlos en diferencias (…) Unos decían que era prolija-demasiado extensa- otros breve, otros agradable, otros oscura; de manera que cortarla a la medida de tantas y tan diferentes condiciones a solo Dios pertenece.”



   Así pues, nos viene a decir, la naturaleza humana es así, dada a la lucha, al desasosiego; y si he de dar cuentas a alguien de esto, que sea al mismo Dios. Una actitud como esta le habría llevado sin duda a la hoguera unos años más tarde, pero todavía no se percibía el peligro del libre pensamiento con la claridad en que se percibirá más tarde. El libro sufrirá la censura y el descrédito durante esos años. Pero al final, siempre se impone la razón, en medio de esa lucha incesante de intereses contrapuestos y pasiones de las que nos habla la propia obra.


     En clase también hablé de los temas de fondo a demás de este materialismo laico, completamente ajeno a la visión religiosa del mundo, os los recuerdo:



  La sexualidad como una fuerza de la naturaleza. Las mujeres no escapan a esta fuerza y el dolor de perder al objeto del deseo es tan fuerte que supera al amor filial, al miedo a la muerte.



  La lucha de clases, en este sentido el autor se adelante enormemente a su tiempo. Los criados no son meras comparsas que hacen chistes sobre sus amos, intrigan, critican… y al final todo el mundo sale contento. El autor le da la vuelta y ahora resulta que estas intrigas conducen a la muerte y que hay un verdadero resentimiento de clase. Las jóvenes amigas de Celestina muestran ese resentimiento con la frase “que duro y que amargo es el SEÑORA constante en la boca”



  La mujer no se presenta de modo negativo. No es la culpable de lo que pasa, es un ser humano con las mismas debilidades que el hombre. La Celestina se defiende de los ataques con su frase “ De mi casa me vienen a sacar” Los hombres no son vistos como seres superiores portadores de un honor que han de defender a toda costa evitando la traición femenina. Es absolutamente innovador y sumamente adelantado a su tiempo el lamento del padre que se arrepiente de no haberse dado cuenta de lo que sucedía, de no haber visto en su hija las mismas pulsiones que él había sentido en su juventud. Un padre que llora a su amada hija con profundo dolor y no se preocupa de si su hija ha muerto en pecado e irá al infierno, o del qué dirán. Solo hay una razón para su dolor: no poder disfrutar más del ser amado.

   Por eso para mí, por encima del dolor, de la tragedia, de la visión desgarrada del mundo de un hombre que, sin duda, debió sentirse muy solo en su época, por encima de todo ello esta el amor en estado puro. El amor es la única fuerza de la naturaleza por la que merece la pena vivir, o morir.


             Esto no lo entendió el joven protagonista de la novela que vais a leer esta evaluación.


     Quiso resistirse al cambio, a la mutación y el precio que pagó fue alto. Se trata de una novela apasionante, un clásico de la literatura universal. Su autor, como Fernando de Rojas era en el fondo de su corazón un hombre renegado, pero no por su creencias sino por su condición homosexual. Estoy hablando de El retrato de Dorian Grey, la obra es de Oscar Wilde. No está a la altura de La Celestina (casi nada lo está)

  Pero es una obra interesante, sugerente y que ofrece una mirada crítica al mundo. También ha sido objeto de innumerables versiones y adaptaciones, incluso al cómic, como os muestro en la imagen superior.  También os dejo un enlace a un clip sobre la última versión cinematográfica.

      Nos vemos el martes. Leeremos otro clásico español de la literatura universal.

Las coplas a la muerte de su padre, de Manrique, que nos servirá también para introducirnos en El Renacimiento y tratar el tema de nuestro libro.


  Felicidades de nuevo a nuestro campeón, Marcel. El título de la obra era Grandes Esperanzas, de Charles Dickens. Hablaremos de este autor cuando entremos en el siglo XIX. El nuevo título… en la próxima entrada.

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