VLADIMIR NABOKOV. Lolita. Escritor de origen ruso nacionalizado estadounidense.
“Apenas se detuvo el automóvil, Lolita se precipitó literalmente en mis brazos. Sin atreverme a abandonarme, sin atreverme a admitir que ese (dulce humedad y fuego trémulo) era el principio de la vida inefable a la cual hábilmente auxiliado por el destino, por fin había dado realidad, toqué sus labios calientes, entreabiertos con tenues sorbos salaces. Pero ella, con un estremecimiento impaciente. apretó su boca contra la mía con tal fuerza que sentí sus grandes dientes delanteros y participé del gusto a menta de su saliva. Sabía, desde luego, que no era sino un juego inocente de su parte, un retozo que imitaba el simulacro de un amor inventado, y puesto que, como dirían los psicópatas y también los violadores, los límites y reglas de estos juegos infantiles son imprecisos (...)”
“Querido Dios, tengo 14 años, siempre he sido buena niña. Tal vez puedas enviarme una señal que me diga qué me esta pasando: un día mi papa vino y me dijo “tu vas a hacer lo que tu mamá no hace” y ahora tengo dos hijos de mi papa. Un bebito llamado Alain, que me quitó mientras dormía. Y una bebita llamada Olivia que me quitó de los brazos”
El tambor de hojalata. Günter Grass. Escritor alemán.
“¿Qué más diré? Nací bajo bombillas, interrumpí deliberadamente el crecimiento a los tres años, recibí un tambor, rompí vidrio con la voz, olfateé vainilla, tosí en iglesias, nutrí a Lucía, observé hormigas, decidí crecer, enterré el tambor, huí a Occidente, perdí el Oriente, aprendí el oficio de marmolista, posé como modelo, volví al tambor e inspeccioné cemento, gané dinero y guardé un dedo, regalé el dedo y huí riendo; ascendí, fui detenido, condenado, internado, saldré absuelto; y hoy celebro mi trigésimo aniversario y me sigue asustando la Bruja Negra. "Amén". Deje caer el cigarrillo apagado. Fue a parar a las planchas de la escalera eléctrica. Después de haber ascendido por algún tiempo en dirección del cielo en un ángulo de pendiente de cuarenta y cinco grados. "
Y para estilo sobresaliente el de esta novela magistral de una complejidad y una profundidad sobrecogedora. Como en el caso de Kafka, esperad unos años para conocerla y así podréis penetrar mejor en ese mundo agobiante y fascinador, el estilo como vimos en clase bebe de fuentes de lo más diversas como los movimientos de vanguardia, en esta enumeración caótica se aprecia muy bien. Espero que la escena de la película que escogimos os haya interesado.