JUEVES POR LA TARDE. LOS INOCENTES YA NO ESTÁN.

 



  Jueves por la tarde. Día 28, conmemoración del día que se cargaron a todos los niños que no eran Jesús. Vaya por dios. Ya les podían haber avisado cuando se enteraron. Pero bueno. Cambiemos de tema. Menos mal que los yanquis no se han montado un negocio de merchandising también con esto del día de los inocentes.  Qué raro… Alguna razón habrá... Pero bueno, al grano, me siento bien.  Apunto estoy de terminar mi balance del año. Me sale a devolver. Menos mal. OK. No tenéis ni idea de lo que hablo, ¿cierto? Lo de devolver es por Hacienda. A veces te sale pagar y otras devolver,  que te devuelven pasta.  De todas formas no estoy con nada de Hacienda, soy funcionaria, era un metáfora. ¿Qué? Ya, que como siga así dejas de leer. Lo comprendo. ¡Qué plasta soy!
 Me centraré en lo mío. Eso de la literatura y tal.

   A ver. Os preguntaréis -o no- porqué no he mandado la lista de la distribución de quienes exponéis antes y después. La tengo, la tengo… pero estoy esperando a la semana que viene, para no agobiar demasiado. Mentira, no la hice. Bueno, os quedáis con la duda. Total, como no la voy a mandar todavía. Me parto sola de la risa.

  Pero y lo de la lectura, eso sí que es un tema para sacar. ¿Estáis ya con Orgullo o El retrato? Si es así, olé! Y espero que lo estéis disfrutando. Yo he terminado de leer  ”Germinal” de Zola, me gustó, pero mucho más interesante me pareció “El metal de los muertos”, de Concha Espina, también sobre mineros. Es verdad que Espina tiene un estilo más anclado en su época, y Zola parece más moderno, pero es porque es mucho más simple. Y eso de que los personajes femeninos de Germinal sean... de un modo u otro los que generan los problemas… ya me rechina demasiado. A Zola lo han elevado al altar de los progresistas y a Concha Espina... bueno, lo de la simpatía por la Falange le ha pasado factura, a pesar de haber estado a las puertas del mismísimo premio Nobel, y eso se nota. Cada página tiene la densidad de diez y me quedo corta. 

  Pero dejemos a los mineros de Espina y de Zola atrás, ahora empiezo con una cosa completamente distinta, me paso de una novela naturalista decimonónica a una del XX y de ciencia ficción, nada menos que de Ursula K. Le Guin, “Los desposeídos”. Ya leí “La mano izquierda de la oscuridad” y me pareció magistral. Le da la vuelta absolutamente a todo, ¡qué imaginación! y tiene una gran capacidad para desarrollar la psicología de los personajes en un plano muy profundo, sobre todo si consideramos que se trata de una novela de género, y, en este caso los estándares de exigencia suelen estar más bajos cuando se trata de  profundidad de personajes… Sobre todo en el cine, ahí ya es flipante, todo son arquetipos y proto-arquetipos más o menos de moda o contra-culturales-súper ventas.

  Y no se me ocurre nada más que decir, bueno, claro, lo de feliz y prospero año y todo lo demás. Por lo que a mí respecta, os acompañaré hasta casi la mitad del 2024 y espero que haya momentos buenos. Con la literatura no es difícil. Siempre tengo clara una cosa, es un tópico pero ¡Es tan real! La literatura puede ser una especie de compañera en momentos complicados. Me veo en el futuro viejita, viejita, arrugadita como una pasa y con un libro entre las manos, rodeada de no se sabe qué cosas. Qué miedo... Puff.  Eso sí, mis libros, que no me los quiten. A, por cierto, Jorge, te imagino con tus libros y tus escritos. ¡Tienes materia para escribir! Estaremos conectados. 

Mil y un besos y una noche vieja llena de ilusión.