El tao que puede ser expresado no es el verdadero




Hoy en clase hemos entrado en contacto con la sabiduria milenaria del Tao. Tengo la impresión de que os ha resultado interesante, chocante, enigmático... Algunos de vosotros os habéis sentido confusos ante las paradojas que encontrabais en el texto y que se presentaban más bien como contradicciones que dificultaban dar un sentido coherente a las palabras. Como os prometí voy a escribir un poco más sobre el Tao, doctrina que no sigo, pero que me parece fascinante en algunos aspectos.

Uno de ellos es la importancia que se concede al NO SER como principio activo del SER.

Mediante la física cuantica el ser humano ha llegado a descubrir que más del 99.9999 por ciento de cada átomo es espacio vacío y que las partículas subatómicas que se mueven a enorme velocidad por ese espacio son manojos de energía. Algo parecido ocurre a nivel cósmico.

Nuestra idea del ser está ligada a la materia, pero la materia es el resultado de energias que no pueden cuantificarse, que no se ajustarían a nuestro concepto de existencia. Esta dificultad hace que sea imposible hablar, conceptualizar algo así.
Es como si Lao Tse ya hubiera comprendido esto cuando dice:

El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del universo.

El Tao es el origen de todo y en un sentido profundo no puede tener nombre porque nuestras mentes no son capaces de conceptualizarlo bien.

Me gustan estas ideas porque me sitúan ante el cosmos y me permiten comprender y conocer qué somos en una dimensión distinta. La literatura oriental, en esta rama filosófica y poética que tiene sus raíces en el taoísmo, el confucionismo y el induísmo es algo que me ha ido persiguiendo en distintas épocas de mi vida, buscando huecos. Es un mundo.



Espero que en la sesión de mañana pongamos en común mucha información interesante. Ciao.